6) Romper de amaneceres.

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Eos, Diosa de la Aurora, la del pelo de azafrán y rosados dedos,
se despereza adormilada en los valles amescoanos.
(Foto de Jesús Díaz).
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Contemplar la naturaleza, extasiado, desde la soledad serena de la intimidad, el ánimo melancólico suavemente mecido por nostalgias de abandono en el Más Allá.
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Romper de amaneceres en explosiones de avasalladora luminosidad, huida despavorida de las huestes fantasmales de la negra oscuridad.
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Helios arrollador que conduces orgulloso los caballos del Sol derramando por el Orbe su fulgor, evita que Faetonte, tu hijo temerario, calcine su hermosa faz.
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Bosques umbríos de esmeralda vestido, ¡estad al acecho!, pues rayos sedientos, de oro ataviados, el rocío de vuestros follajes insolentes beberán.
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Montes altivos de pendientes escarpadas que os erguís arrogantes exhibiendo vuestra majestuosidad, sostened los cielos azules cual Atlantes vigorosos de fuerza descomunal.
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Arroyos sinuosos que os deslizáis saltarines por declives escabrosos, llegad prestos al plácido regazo de la llanura y fecundad las tierras ávidas de vivificante humedad.
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Valles frondosos de lozana vegetación, prados mullidos de florecillas esmaltados, mantened vuestra exuberancia cual Edén cautivador.
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Que la diosa Flora derroche pródiga todo su esplendor, y copiosos frutos depare la dadivosa Démeter, cuando su amada hija Perséfone se escabulla sigilosa del reino tenebroso de Plutón.
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Que hermosas ninfas correteen alborzadas por fuentes y manantiales de plácido rumor y lujuriosos sátiros y silenos voluptuosamente las persigan para aplacar su sed libidonosa que el Demiurgo creador les infundió.
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Príapo, de falo enhiesto, protege los jardines amorosamente cuidados que exhalan fragancias embriagadoras y deleitan las miradas en la belleza sublime de la Creación,
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Que Zeus magnánimo te libere de la dolorosa erección, y goce tu verga flácida en el abatimiento plancentero de la distensión.
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Zaragoza, 27 de Mayo de 1995.

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